TIPO: Circular
NIVEL: Alto
DESNIVEL POSITIVO ACUMULADO: 847 m
INICIO: Parking El Escorial (avda. Carlos Ruiz)
FINAL: Parking El Escorial (avda. Carlos Ruiz)
TIEMPO: 7-8 h
DISTANCIA: 16,29 km
La ruta se inicia en el parking situado en la avda. Carlos Ruiz. Caminamos en dirección hacia el centro de El Escorial, bajando la pendiente, y en el primer cruce doblamos a la izquierda, por la calle Pinar. Avanzamos unos metros y doblamos nuevamente a la izquierda, por el Camino de la Fuente de la Bola. Continuamos hasta el final y allí giraremos a la derecha, siguiendo la curva de la carretera, y continuaremos avanzando por esta calle hasta el cruce con la Calleja Larga. Doblamos a la izquierda, andamos unos metros y ya nos encontramos con el embalse de El Romeral a la izquierda.
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© Mónica F. Ferreras |
A partir de aquí dejamos atrás el casco urbano. Entre pinos laricios iremos bordeando la valla metálica, dejando el embalse a nuestra izquierda.
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© Javier Serrano |
Nos encontraremos con un mirador que da hacia dicho embalse. Aparecen las primeras marcas del GR-10. Algo más adelante, a nuestra derecha quedará un parque con dos fuentes: la Fuente de la Teja y la Fuente de la Currutaca. En este parque hay árboles interesantes: cedro del Atlas, enebro de la miera, arce blanco, tilos, cerezo, castaño de Indias, pinsapo, olmo, castaño, chopo…
Un camino a nuestra izquierda nos permite bajar hasta el arroyo El Romeral.
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© Javier Serrano |
Lo atravesamos y continuamos por un camino paralelo al arroyo del Romeral, hasta llegar a una carretera que hace curva junto a un depósito. Seguimos rectos, junto al arroyo hasta alcanzar una pista forestal sin asfaltar. Ascenderemos por ella hasta llegar a un cruce, donde sale una nueva pista forestal a la izquierda. Entramos en ella y avanzamos unos metros. En seguida, al lado derecho, descubriremos un sendero con las marcas del GR-10.
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© Javier Serrano |
Por ese sendero iremos ascendiendo por la montaña, haciendo zigzags entre pinos laricios, piornos, retama negra, jara pringosa, cantueso, torvisco… A veces el camino, sobre todo en los cruces, no está del todo claro, así que habrá que tirar de sentido común e intuición.
Este tramo de subida es el más duro de toda la ruta. En ningún momento debemos cruzar el Arroyo del Romeral. A medida que vayamos ascendiendo, el pino albar irá sucediendo al pino laricio.
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© Javier Serrano |
Arribamos a lo alto de la montaña y nos encontramos con un claro. A la izquierda hay un roquedal que tiene unas vistas estupendas. Al fondo se puede ver la Cruz de Enmedio.
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© Mónica F. Ferreras |
Seguimos por la pista forestal todo recto, entre pinos.
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© Javier Serrano |
Se puede distinguir en el paisaje el escalonamiento del terreno practicado en el siglo XIX para la plantación del pinar. Alcanzamos una pradera que tiene una fuente en el centro: la fuente del Cervunal.
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© Javier Serrano |
Si avanzamos un poco más, en diagonal hacia la derecha, llegaremos hasta una pistal forestal. Aquí el camino se bifurca: si vamos hacia la izquierda, haremos la ruta corta; si vamos hacia la derecha, haremos la ruta larga (que más tarde conectará con la anterior). Independientemente de cuál se elija, recomendamos ir hacia la derecha. Avanzaremos unos centenares de metros. En una curva veremos que hay un camino que sale a la derecha y que conduce hasta la Casita del Telégrafo (funcionó como telégrafo usando el antiguo sistema de banderas).
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© Javier Serrano |
Desde aquí hay unas vistas muy espectaculares sobre San Lorenzo de El Escorial y Madrid. Volvemos sobre nuestros pasos hasta la curva.
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© Mónica F. Ferreras |
Si queremos continuar con la ruta larga hay que tomar hacia la derecha. El sendero nos llevará hasta un roquedal en lo alto del pico Abantos (1.753 m), donde se encuentra una estación meteorológica, un vértice geodésico y una cruz blanca: la Cruz de Abantos. Desde aquí también hay muy buenas vistas.
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© Mónica F. Ferreras |
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© Javier Serrano |
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© Javier Serrano |
Seguimos caminando hasta toparnos con la esquina de un muro de piedra: es la Pared Maestra de Felipe II (o La Cerca), una cerca de piedra seca que el monarca mandó construir a finales del s. XVI y que rodeaba sus dominios para la caza (Territorio Histórico declarado Bien de Interés Cultural que abarca la mayor parte de los municipios de San Lorenzo de El Escorial y El Escorial). Mide unos cuarenta y seis kilómetros de largo y entre un metro y metro y medio de alto. La Pared tenía diez puertas principales y otras secundarias. Años después, en 1793, Carlos IV ordenó construir una nueva pared para evitar que los animales pudieran escapar, elevando la altura de la pared hasta los 2,5-3 m, y levantando unos saltaderos, amontonamientos de tierra que facilitaban la entrada de animales pero impedían su salida. Asimismo se fijaron unas normas que limitaban el acceso de transeúntes, bajo pena de multa, prisión o destierro.
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Pared maestra de Felipe II |
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© Javier Serrano |
Unos metros más adelante nos toparemos con el Mirador de Cuelgamuros, desde donde se puede ver el Valle de los Caídos. La pista continúa durante varios kilómetros en paralelo al muro de piedra hasta llegar al límite que separa la Comunidad de Madrid y la de Castilla-León.
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© Javier Serrano |
Atravesamos la puerta. Si se quiere visitar un pozo de nieve, a mano derecha hay una puerta que conduce a una senda que desciende hasta el pozo de nieve mejor conservado y que funcionó hasta 1934 (desde otras provincias se venía a comprar la nieve). Luego habría que retroceder hasta llegar de nuevo a la pista por la que veníamos y continuar recto por ella.
Más adelante se alcanza el Alto de San Juan (1.735 m) donde se encuentra el vértice geodésico y desde donde se puede ver la Cruz del Valle de los Caídos y Cuelgamuros. Aquí hay unos saltaderos o rampas que se construyeron para facilitar la entrada de animales. En esta zona se pueden encontrar arcas, una suerte de casetas hechas en piedra de sillería desde las que se canalizaban las aguas.
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© Javier Serrano |
Seguimos por la pista. Las duras condiciones y la altitud hacen que algunos árboles muestren un aspecto singular.
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© Javier Serrano |
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© Mónica F. Ferreras |
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© Mónica F. Ferreras |
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© Mónica F. Ferreras |
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© Mónica F. Ferreras |
Posteriormente arribaremos al refugio de La Naranjera (1.606 m), en estado ruinoso.
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© Mónica F. Ferreras |
Muy cerca de él, junto al muro de piedra, hay un roquedal. Si trepamos a lo alto de estas rocas, se puede ver toda la zona de Cuelgamuros, con la Cruz de los Caídos.
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© Mónica F. Ferreras |
Junto al refugio hay un cruce de caminos: hemos de tomar hacia la izquierda.
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© Mónica F. Ferreras |
Avanzamos todo recto, descendiendo y dejando la mole granítica de La Naranjera a nuestra derecha.
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© Mónica F. Ferreras |
El camino llega hasta una carretera. Tenemos que girar hacia la izquierda.
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© Mónica F. Ferreras |
Veremos una pradera en la que se sitúa la Fuente de Las Negras y algunas mesas para comer.
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© Mónica F. Ferreras |
Debemos seguir esa carretera durante varios kilómetros.
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© Mónica F. Ferreras |
Pasamos por encima del arroyo de Navalacuerda. A partir de aquí el paisaje cambia un poco: a nuestra derecha sigue habiendo un bosque, pero a nuestra derecha lo que se ve son praderas de pasto y al fondo el embalse de Tobar.
En el Alto de Abantos volvemos a encontrarnos con el límite territorial que separa ambas comunidades, lo cruzamos y entramos de nuevo en la provincia de Madrid. Continuamos caminando por la carretera, que en este lado madrileño tiene un estado penoso. En una curva pasamos por encima del arroyo Tobar. Unos metros más adelante, a la izquierda nos encontraremos un camino: es uno de los extremos de la ruta corta, el ramal que conduce hasta la fuente del Cervunal. Sin abandonar la carretera, seguimos caminando hasta encontrarnos una curva a la izquierda. Aquí está el puerto de San Juan de Malagón.
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© Mónica F. Ferreras |
Entre los árboles que hay a nuestra izquierda queda la Cruz de Rubens, con su mirador (es una cruz blanca erigida en el lugar donde se supone que el pintor Rubens pintó su cuadro de El Escorial).
Dejamos atrás el cruce y proseguimos hasta encontrar una curva muy cerrada hacia la derecha. Desde esa curva, hacia la izquierda, sale un camino que desciende en dirección a San Lorenzo de El Escorial, atravesando el bosque. Se pueden ver alerces y hayas. Después de cruzarnos con dos pistas, nos encontraremos un sendero que bordea el embalse de El Romeral (por el lado opuesto al que tomamos al principo de la ruta). Este sendero nos lleva hasta una carretera, donde giraremos a la izquierda. Descendemos unos metros por esa carretera hasta llegar al parking del principio.